Cuando Aldi nos encargó el diseño de su gama de patatas fritas y nachos, dos decisiones cayeron por su peso. Una, el uso masivo del color para diferenciar un inusual número de variedades y, dos, el representar el producto en el diseño dado que, aunque las hay con ventana, la mayoría de las bolsas son metalizadas y por tanto opacas.

Convertimos cada variedad en un personaje. En realidad son siempre dos, la misma chica y el mismo chico, que van disfrazándose a lo largo de toda la gama en función del sabor, dando personalidad y atractivo a la gama, despertando la atención y el impulso de compra.

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